martes, 23 de junio de 2009

La compleja situación de ser pareja de un sacerdote

Hoy quiero abrir un paréntesis para comentar un asunto con el que me he topado ya bastantes veces en la red, producto de un escabroso escándalo entre un sacerdote y este asunto del celibato, por supuesto no haré mención especifica de dicho asunto porque lo considero alejado de lo que aquí trato de explicarles; el punto radica esencialmente en el hecho de que nuevamente encuentro una serie de comentarios de usuarios de la red en foros y chats, que por supuesto en pleno ejercicio de su derecho a la libre expresión opinan al respecto; pero veo en esas opiniones una enorme carga de ignorancia, insensibilidad e intolerancia: muchísimo más escandalosa que el propio hecho de que un sacerdote viole su voto de celibato y castidad; según lo que yo he tenido que leer entiendo que se da por sentado que el hecho de involucrarse con un sacerdote implica el que la mujer en cuestión sea de entrada; una mujer sin escrúpulos, decidida ha ofender a Dios, perversa y sin valores; por el sencillo hecho de haber resuelto amar a un hombre al que una institución muy cuestionable y no Dios le imponen un una conducta antinatural y antihumana; sí señores antinatural; por que como seres humanos somos sexuales, en tanto nuestra biología implica la sexualidad como una necesidad tal como comer o dormir y antihumana en la medida en que hombres y mujeres fuimos creados para ser complemento emocional uno del otro; negar ambos asuntos es como negar que el cielo es azul.

Quienes de distintos modos llegamos a la situación de ser pareja de un sacerdote no somos por definición perversas mujeres dadas a la codicia, ni intentamos competir con Dios, si bien no puedo hablar por cada una de las relaciones sentimentales de esta índole que se suceden, se sucedieron y se sucederán; sí puedo hablarles de mi experiencia y la de muchas quienes a través de éste medio me han contado su experiencia; así que con fundamentos de sobra les puedo decir que nuestro papel en la vida de un sacerdote no es el de alejarlo de su ministerio, no somos mucho menos una parte única y exclusiva de su faceta sexual escondida; No señores, sucede que somos las compañeras de vida, las que alentamos el trabajo del hombre que amamos , las que escuchamos, comprendemos y apoyamos a un hombre con un trabajo difícil, complejo, arduo; las que esperamos ha que todos los que necesitan de él reciban su ayuda y tiempo para al final sólo recibir un par de minutos, porque comprendemos que quines reclaman la atención del sacerdote merecen ser atendidos, comprendidos, confortados y sacrificamos el tiempo que podríamos exigir y no exigimos, somos quines nos gozamos en la felicidad del trabajo del hombre al que amamos, somos las que entendemos que la vida sexual puede quedar en un segundo plano cuando el crecimiento espiritual de ese hombre que amamos lo implica, somos las amigas que escuchan, comprenden y callan; así que: No señores; nuestro papel no es cómodo; implica para la mayoría un tremendo esfuerzo por no herir la vida de quien se decidió amar, implica el conservar en lo profundo de las entrañas un amor que no debería ofender a nadie y que nadie debería sentirse en el derecho de juzgar o criticar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo estoy sintiendo una atraccion hacia el sacerdote de mi comunidad y aunque el ni me mira, ni sabe que existo, es innegable que el me atrae...
Una especie de culpa es lo primero que siento cada vez que pienso en el, bueno que Dios me perdone por todo esto, aunque no pienso contarle de esto a nadie, ni siquiera a el sacerdote en cuestion...
Mis saludos a todas esas personas que estan viviendo esta dificil situación. Les envio un abrazo de solidaridad.

Anónimo dijo...

Es dificil ser pareja de un sacerdote así como tu lo escribes en el blog, pero si en verdad existe un amor, ese amor te lleva a soportar muchas cosas. El sufrimiento, el temor a no ser reconocidos en la comunidad, las malas lenguas. Estoy completamente enamorada de un sacerdote y haría lo que fuera por estar con el siempre !